Yo soy Mirtho

Yo soy Mirtho.

Debo comprender la ausencia de significado. Del mío propio. Del de aquel beso. Entender que fui yo quien dotó de significado a un hecho. Lo extrasignifiqué pues, el hecho en sí, podría haber sido cualquier otro. Como morder una manzana o escuchar una canción. Cosas simples, agradables, conmovedoras pero sin mayor importancia. Oler una flor. Observar un pájaro caído del nido.

Un temblor. 
Fue mi temblor. 
No negaré el estremecimiento.

Mantener en el tiempo un significado, fomentarlo con bellos sueños imprecisos. Engrandecer el sufrimiento cuando, aquel hecho, quedó olvidado entre otros senos impávidos, otros vientres palpitantes. Bocas que ciernen, lenguas reptadoras.

Qué poco heroica. Tan poco. Y el recuerdo, una nervadura que impide el sueño. Yo soy Mirtho. Soy 2.

Extrasignifiqué. Ahora debe callar la relatora. Adormecerse. Silenciarse. Ser para siempre 1.

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