La extraña mirada.

Encontré en su mirada

el viento del desprecio

que arrastraba años de llanto,

siglos de apatía.
Añoraba

el brillo del perdón

una estrella de nueve puntas

necesitaba balcones,

terrazas,

ventanas,

una sandía crujiente,

agua dulce y blanda.

La indulgencia se abriría

como un patio de lilas frescas

bajo el novilunio de nuestras bocas.

 
Esperaba el momento

en que la ciega familia

cesara su maltrecha andadura,

hacia el horizonte de tiralíneas,

que el gato continuara lamiéndose el lomo,

los geranios brotaran zumo de incienso,

que los adioses flotaran con otro viento

con aire de abrazos,

de besos.

 
Pero encontré en su mirada

la extraña indiferencia

del que no entiende nada.

Cuando nada

es una verdad de nubes raudas

de veletas furiosas

de pelo agitado

de lágrimas.

Nada, es un niño

que espera a gatas

al amor vencido.

 

Comentarios

La incertesa i jo ha dicho que…
¡Qué bueno que es!
Tortugas